El reproductor de DVD's

Corría el año de 2008 y como mucha gente de este mundo tuve el dudoso placer de gozar de uno de los efectos de la globalización-neoliberalismo: el desempleo-semidesempleo.

Bueno tan me hacía falta el dinero y tan no quería robar ni vender cuerpo que opté por empeñar algunas cosas. Que en realidad fue malbaratar objetos. Esto de la empeñada la verdad que me cuesta trabajo decirlo, fue muy fuerte. Entre los objetos hubo uno que sí me dio pena perder, yo creo que porque era mío.

Era un reproductor de DVD's que había comprado unos años antes pero obvio entre ver películas o no tener acreedores tocando a la puerta y/o comida en la alacena la respuesta es obvia. Había que deshacerse de lo prescindible. Pues ya, ciao DVD.

Y el tiempo siguió corriendo encontré un trabajo estable que además disfruto y si bien sigo pagando deudas pues ya no tengo el agua hasta el cuello. Digamos que me llega a la cintura.

Creo fervientemente que cuando una puerta se cierra otra se abre, que después de las vacas flacas siguen las gordas y así sucesivamente nos guste o no.

Sucedió en la cena de fin de año del trabajo. Rifaron electrodomésticos, anunciaron que seguía un reproductor de DVD y lo primero que dije fue: Yo no tengo y en eso zaz…que me lo gano. Me dio mucho gusto, para mí fue tan simbólico aunque he de confesar que intenté catafixiarlo por una grabadora pero nadie aceptó. Me tocaba, lo probé ese mismo fin de semana y salió defectuoso. Lo regresé, me lo cambiaron y soy feliz con el nuevo.

Bien me dijo un amigo: “Ojalá que de las cosas que se pierden en la vida todo fuera como el dinero o los bienes materiales”. Cierto puede ser muy doloroso pero más que el objeto lo que duele son las circunstancias que rodean la pérdida.

A Dios gracias los bienes materiales y el dinero son siempre recuperables.