jueves, febrero 19, 2009

Vamos a bailar

Por cierto, tengo una tía de 50 años que está planeando su boda, es la primera (con suerte la única), el prometido tiene la misma edad y sí, también es su primer matrimonio.
Ambos tuvieron relaciones no tan chidas que dieron como fruto hijas que a estas alturas bien podrían ser madrinas de algo. Otra prueba más de que el fin de un amor no es el fin del amor.
¡Qué felicidad y qué gusto!



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