Así le apodaron las otras mujeres del burdel.
Inicialmente la conocieron por ser la asistente de un cliente consentido, un promimente periodista dedicado a cubrir el día a día de la nota roja. De lunes a viernes la citaba a las 9 am, ahí en su "oficina" para comentar las notas publicadas en los demás periódicos. De ahí seleccionaban una, ella se iba volando a juzgados o ministerios públicos a conseguir actas y acaso entrevistar a uno que otro aunque esto último rara vez sucedía.
Con acta en mano el periodista creaba una historia con pelos y señales, todas publicadas; en el medio a este engaño se le conoce como "refritear" y el periodista era tan pero tan bueno refriteando que en una ocasión casi ganó el premio nacional de periodismo.
Siguieron así por mucho tiempo, hasta el día en él que murió víctima de sus excesos. Aun no ha sido especificado cuál de todos los excesos porque en una vida de vino, mujeres y canto los hay de sobra.
Se enteró de su muerte un martes por la mañana, la recibió una de las chicas quien acongojada le comunicó la noticia. Acto seguido entró en shock, le tomó más de un año encontrar ese trabajo, ¿y ahora?, ¿que sería de ella?
-No te preocupes, en lo que buscas puedes trabajar con nosotras.
Ella resultó tan buena con los pelos y señales que casi le crearon un premio en el burdel.
*Historia inspirada por Manuel el Flaco Ibañez
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