Esta es la un poco triste historia de cómo uno de mis apellidos perdió una tilde al mudarme a Alemania.
Resulta que acá es requisito empadronarse como habitante de Berlin, bien pues en mi segundo día en Berlin, cruda por el cambio de horario y con un dolor terrible de espalda llevóme de la mano mi güerito a una oficina, pues él conoce a alguien dentro de esta institución empadronadora y en lugar de dos horas nos tomó veinte minutos hacer el mentado chou.
Estando ahí me pidieron mi pasarporte y que llenara una formita con mi nombre y demás datos. Obvio en la forma escribí mi apellido, Solís, con su tilde muy monona. Al contejar la información la señora burócrata me dijo que mi apellido no concordaba con el del pasaporte, pues en el pasaporte mi nombre está escrito con mayúsculas y como es sabido, en castellano es opcional acentuar las mayúsculas, por ende Solís viene sin acento.
Se me ocurrió revisar otros documentos que llevaba conmigo, como la licencia para conducir; también en mayúsculas y sin acento. Lo mismo pasó con la cédula profesional.
Entonces en todos mis documentos expedidos por el gobierno de México, Solís no viene acentuado y se quedó en Solis, así sin ese guiño coqueto que da la tile.
Bu.
A quien le interese la heráldica, es decir el origen y significado, del apellido Solís, he aquí una bonita historia:
Linaje asturiano, uno de los más antiguos de Asturias y muy famoso, siendo uno de los primeros, que se hallan designados, con este apellido con Gutierre Rodríguez Señor de Solís, que floreció en el siglo XII. Sobre su origen, hay diversas opiniones. Unos dicen que deriva del rey Silo, de cuyo nombre, con el transcurso de los siglos, se habría formado el de Solís, (Tomamos los datos que expone F. Piferrer), otros cuentan que viene del siguiente hecho: estando un día don Pelayo persiguiendo a los moros, mandó a uno de los capitales que lo acompañaban, que les diera alcance con la gente bajo su mando, diciéndole, "Id con sol is" que fue como si dijera; "id, que es todavía temprano para destruirlos antes de que se ponga el sol". Lo que fue así. En el lugar donde fueron aniquilados los moros y donde se alcanzó la victoria, quedó bautizado como Solís y el rey le dio el Señorío de Solís al jefe de los vencedores. La opinión del tratadista antes citado es que la primera versión parece poco verosímil y la segunda también de muy dudosa veracidad, a pesar de ciertos versos de Tirso de Avilés: "--Vi en sangre el sol dorado.--Derechos todos sus rayos.--A do dijo el rey loado.--Un dicho pronosticado.--A sus varones Pelayos.--Cuando todos se partieron.--Bien vengáis que con el sol is.--Con sol fueron y vinieron y do a los moros vencieron.--Puso el rey Solís". Lo único que sí está históricamente comprobado es que, en efecto, se trata de un linaje muy noble; don Pedro de Solís, natural de Avilés, fue Abad de Arbás, Deán de Oviedo, Maestresala de León, Arcediano de Madrid y Camarero del Papa Alejandro don Hernán Gómez de Solís, fue Duque de Badajoz y don Gutierre de Solís, Conde de Coria, los dos por merced otorgada por el rey don Enrique IV. Con posterioridad don José de Solís, hijo de don Alonso de Solís, fue Virrey de Cerdeña, Adelantado de Yucatán y obtuvo el título de Duque de Montellano y don Gaspar de Solís, el marquesado de Rianzuela, ambos por merced del rey don Carlos II.
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