miércoles, junio 09, 2010

B1

Hacía mucho, realmente mucho tiempo que no me sentía arrojada a la jaula de los leones. Pero ya sucedió, la primera de tantas. Fui a hacer un examen de colocación a la escuela de alemán, para ver en que nivel me tocaba. Pensé que me darían una hojita de papel y una entrevista.
Pues no.

Me aventaron a una clase del nivel que según el instituto Goethe dice que tengo -después de que me dieron una hojita de papel. La clase dura cuatro horas y si sobrevivía, pues listo, ese es mi nivel y si no pues, uno abajo.

Como lo esperaba, harta gente de todo el mundo, una italiana, españoles, una rusa, árabes, turcos, chinos, japoneses, koreanos, africanos y una mexicana que fruta vendía, ciruela, chabacano, melón o sandía.

Por consejo de un amigo, evito a los latinos para trabajar, dada la tentación enorme de ponerme a chacotear en español. Por eso me senté cerca de una güerita que resuló ser una rusa que además de ruso y un poco de alemán no habla más nada. Perfecto, alguien con quien practicar de verdad.

Luego nos tocó trabajar con los amiguitos asiáticos....no lo vuelvo a hacer...a menos claro de que ya dominen el alfabeto, pobres, escribir una oración tomó media hora y nunca logré entenderles, ajaj.
Debería regalarles un libro mágico.

Pasadas las 4 horas, mi profe---quien por cierto no trabajará este viernes dado los rituales que el incio del mundial conlleva y para lo cual necesita toooodo el día--- firmó una hojita donde quedé oficialmente aceptada en ese nivel.

En mi mente me vi a mi misma frotando un dedito contra otro como si estuviera pelando papas.

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