Estar en shock cultural de verdad que absorve toda mi energía y cuando no estoy en shock cultural tengo que estudiar alemán y no decir demasiadas barbaridades por minuto, lo cual al final del día me deja con la mente un poco cansada.
La mitad del tiempo no entiendo, la otra extraño a mi gente y mascotas, o se me antoja una quesadilla de queso Oaxaca, o estoy con mis pláticas de ajuste y adaptación con mi güero precioso.
El clima hace poco me chamuscaba y llegará el momento en que me hará paleta.
Que aunque no esté casada tengo derecho a ciertas ayudas porque me cojo -quise decir ich ficke- a un alemán, pues venga que aunque sean becas para clases de macramé yo las tomaré, que él ya muchos impuestos ha pagado en su vida y ahora vamos a desquitarlos.
La balanza sigue inclinada a favor, me quedo, me doy la oportunidad de crecer y aprender no nada más alemán.
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