martes, octubre 28, 2008

Ni por estar junto a ti

Pues hace poco me dijeron que este blog anda de capa caída y es que yo ando de capa caída...¿saaabe?
Y pues como este es mi espacio aquí el estado de ánimo que impera es el mío. A con las depresiones post---todo, escribir, afortunadamente me ayuda mucho.
El otro día regresando a casa, mi hermano me preguntó que en qué pensaba, le contesté que si me hiciera lesbiana andaría con una mujer muy bonita, no como esa Lindsey Lohan que anda con una que parece niño, a lo que mi hermano contestó que le había recordado a Pinky y Cerebro, por cierto, la idea de despojarme de la ropa delante de un hombre me apena......lo sé, es increíble, una de mis amigas me dijo que para qué me preocupo si para eso Dios hizo la oscuridad....genial, aunque en realidad va más allá del despojo de ropas, pinche inapetencia sexual y es que aunque ya ha cedido el dolor me encuentro en una fase extrañadora de las más cabronas, todos dicen que es normal y yo sólo recuerdo a Joan Manuel Serrat, que canta que nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Mugrali, llegue aquí por destino, y me gusta lo que haz posteado, y veo que parece ser que hace poco saliste de una relación, ¿que era, matrimonio, noviazgo, cuanto duro, quien dejo a quien, como era el sexo?
Yo creo que el duelo depende mucho de esos factores, como sea, a mi me ayudo mucho imaginar que mientras yo rumiaba mi pena, seguro que él, se estaría revolcnado con una golfa,y también me ayudo mucho tener la conciencia de que ese cuate no era para mi, porque si realmente hubiera sido my soul mate, estaría conmigo,a pesar de todo.
Suerte y que te sea leve.
Vivis

Anónimo dijo...

Mi querida Alice:
El proceso es duro, pero todos salimos de ahí, tarde o temprano. Aunque siempre parece que es tarde, tardísimo; este tiempo se alarga y se hace más pesado. Pero pasa. No eres la única a la que le da pena quitarse la ropa frente a un hombre, eso es parte de nuestra cultura judeo-cristiana, inherente a nuestros arquetipos, yo creo que más bien hay que aprender a convivir con esos demonios, jugar con ellos. Yo tenía un rito en la primera cita que constaba en confesar a mis amantes mis traumas sexuales. Todos, sin excepción, me alivianaron con palabras de ánimo y luego entonces ya podíamos pasar tranquilamente a lo otro. Los traumas siguen ahí, en la corteza cerebral (supongo), pero el miedo se fue. En fin...
Un besote
Margarita