domingo, julio 22, 2007

Nada puedes sufrir

Que no sepas solucionar.
Una vez fui a Granada y buscando discos encontré uno de Ketama ---nunca lo he visto acá-- fue mi disco de cabecera por casi un año, su música me ayudó a sobrellevar el año de duelo después de la muerte de mi padre; escuchándoles me enamoré y desenamoré.
Hoy me percaté que tenía mucho sin escucharlos y aunque mi situación ha cambiado Ketama me sigue conmoviendo y mucho.
Aquí les dejo un video a dueto con Antonio Vega (Nacha Pop), la canción es de él.


viernes, julio 13, 2007

El tiempo pasa

Chicos les agradezco a quienes no dejan de comentar sobre el post que publiqué hace ya un año , más o menos, sobre una canción que interpretó Gonzo en el programa de los Muppets Baby(Camiiiiila). Veo que toqué una que otra fibra, ya hasta me pasaron el video de you tube, ji.

viernes, julio 06, 2007

La vida de los otros

Corran al cine a ver esta película que está buenísima. Ganó el oscar a la mejor película extranjera y compitió también contra el Laberinto del Fauno.
Cuando las Alemanias estaban divididas, la Alemania socialista mantenía un control férreo de su población a través de la policia del Estado, por aquello de los agitadores sociales, así en una de esas tu pareja podría ser un agente de tal policia y tú ni idea.
Vigilado hasta por el canario de la vecina, todo mundo hacía reportes sobre tus detalles más íntimos, que si te sacas los mocos y te los comes o que si lloras después de hacer el amor. Todo un Big Brother.
¿Pero qué pasa cuándo a uno de tus espías le agradas?
Vean el trailer, está doblado al castellano con muchas "ssss" y "cccc" -¡joder macho!-, digo si lo quieren ver en alemán búsquenlo.



Sirva este medio

Me encontré un sitio que se llama Beautiful agony y básicamente se trata de que la gente se videograba en el momento en que que están teniendo un orgasmo (o grandioso orgasmo te veneramos) pero no se crean que es un sitio vulgar y soez, no, solamente le ves la cara a la gente.

A caray, yo no sé si he visto mi cara cuando tengo un orgasmo aunque seguro que se ve muy linda y cachonda..ji.

Tanto calor por acá y yo con esta abstinencia, pero ya me desquitaré, vete tomando unas vitaminas chulis porque las vas a necesitar.

Y me topé también con este texto que me divirtío mucho, lo encuentran en:

http://serenatabukowsky.blogspot.com/

Dicen que el que hambre tiene en pan piensa y hoy tengo mucha hambre. Que lo disfruten.


El coleccionista de tetas


Mi nombre no importa, lo importante es que colecciono tetas.

Encuentro imprescindibles las tetas adiposas y enormes, grandes y jugosas como un buen par de melones, las suaves y discretas, que tímidamente se asoman con cualquier blusa blanca y las duras con areolas puntiaguadas como pistones.

Me fascinan las tetas anarquistas que se mueven para todos lados, las negras, morenas, blancas, multicolores y las que parecen dibujadas por un pintor especializado en melocotones, sólo discrimino dos tipos de tetas: las artificiales y las que son tan diminutas que podrían confundirse con las de una preadolescente o peor aún con las de un cabrón travestido.

Esta noche salgo con Olga, es mitad venezolana y mitad china, no se que coño de mezcla es esa, pero la muy desgraciada salió con un par de tetas descomunales que me conmueven las entrañas y que de sólo evocarlas se me viene una erección arquitectónica que me recuerda al Big Ben. Estoy ansioso y ya me hice la paja tres veces antes de salir de mi casa para ir a verla al restaurant de sushi Komesai, donde trabaja como cocinera.

En media hora arribo al local, me atiende Dayana, una mesera negra que se acaba de operar las tetas, muy a mi pesar, ya que perdió todo el atractivo, antes las tenía pequeñas pero muy redondeadas y duras, como para pellizcarlas y luego morderlas como si estuvieras masticando una buena hoja de coca.

–Hola guapo, Olga se está cambiando, no tarda en salir, pero dime, ¿no notas nada diferente en mí?-
-Hola Dayana, pues la verdad Olga me comentó lo de la operación, pero ¿te puedo dar mi sincera opinión?-
-Claro, dímelo
-Tenías las tetas más ricas de este lugar después de Olga, incluso fantaseaba con invitarte a salir un día, y hacerte un par de guarradas pero…
-¿Mmm sí pero?
-No me gusta el silicón
-Vaya, de todos modos no pensaba salir con un cretino como tú, Olga está ciega, no se qué diablos ve en ti

La conversación estaba subiendo de tono, afortunadamente se apareció Olga con un escote muy alegre.

-Vámonos papito

Tomé a Olga de la mano, no sin antes darle un abrazo muy fuerte para rozar sus tetas con mi cuerpo. Nos vamos caminando, mientras ella empieza a quejarse del trabajo, que si el jefe no le quiere subir el sueldo, que si la Dayana se siente la más buena ahora que se operó, yo sólo muevo la cabeza y asiento a todo, pensando en el manjar que estoy a punto de saborear.

Antes de entrar a mi casa, nos detenemos en una tienda, compro un six de cerveza (mi única debilidad aparte de las tetas), Olga pide unas mentas, dice que siempre pica de la comida que prepara y eso no favorece el aliento, le digo que no se preocupe, ella es muy espléndida y paga todo, incluyendo una caja de condones con sabor a kiwi, su sabor favorito.

Por fin llegamos, no me aguanto, le muerdo la blusa a Olga y se la desgarro como un gato hambriento. Mi cabeza, mis manos, mi lengua, todo mi ser se concentra en sus tetas, ella se deja hacer y exhala grititos de placer que se confunden con dolor.

-Ah, ah, ay, uy, uy, ouch, ¡cuidado me duele!

Obviamente no hago caso y sigo afanoso, Olga sólo está desnuda de la cintura para arriba, el resto no me importa, sus tetas, sólo sus tetas gozan de mi agitada atención.

-Ah, ay, uh, uy, ay, ay, ouch, ¡ya cabrón, quítate, me estas haciendo daño!

Estamos en el piso de la sala (cuando de tetas se trata nunca he podido aguantarme a llegar a la cama), Olga se mueve, trata de quitarme de encima, pero no puede, soy un depredador salvaje diseñado para chupar, morder y devorar tetas. Mis dientes se hincan sobre la teta izquierda de Olga, le mordí tan fuerte que le saque un hilo de sangre.

-¡Ya basta pedazo de bestia, quítate animal!

Estoy babeando de placer y prosigo mi ritual con precisión quirúrgica. Olga alcanza a sacar el cuchillo de cocinera de su bolso y lo agita furiosamente contra mi pierna, me hiere justo en la ingle, estoy babeando de placer pero sentí el frío de la hoja en la piel y me distraje. Olga aprovecha y me asesta un golpe en los huevos, sale disparada dejando la puerta abierta.
Permanezco en el suelo, con el sabor de sus tetas impregnado en todo mi cuerpo. Olga se fue, y seguro no la podré volver a ver, pero si algo sobra en este mundo son tetas y si alguien es experto en ellas, soy yo.